Dvne Park no es solo un club nocturno, es un ecosistema donde la música, el arte y la tecnología convergen para generar una experiencia multisensorial. Desde su nacimiento en 2018, este espacio ha crecido hasta convertirse en un referente de la cultura alternativa en Buenos Aires. En esta entrevista, sus creadores nos cuentan cómo lograron construir un espacio innovador en una escena en constante evolución.
La historia de Dvne Park se remonta a 2013, cuando su fundadora, Lau Carrena, oriunda de Mar del Plata, llegó a Buenos Aires con la intención de estudiar música electrónica. Su primer acercamiento al mundo de la producción de eventos fue en un bar de San Telmo, donde organizó una fiesta para poder tocar. "Yo solo quería tocar en todos lados. Un día hablo con el dueño y le digo: 'Hola, quiero tocar', y él me responde: 'No te puedo pagar, pero si querés, hacé tu propio evento'", recuerda.
El primer evento que organizó se llamó Nootrópico y sentó las bases de lo que sería Dvne Park, en 2017. Al año siguiente, junto con su actual socio y marido, Fede, comenzaron a darle forma a un proyecto que combinaba su amor por la ciencia ficción, la tecnología y la música. Un año después, el 21 de septiembre de 2018, nacía oficialmente Dvne Park con su primer evento en El Gato Viejo. "Ese día fue clave para todo lo que pasó después. Siempre festejamos el cumpleaños de Dvne Park el 21 de septiembre porque es una fecha muy simbólica", explican.
El nombre Dvne Park no fue casualidad. Al principio solo DVNE por las siglas “Daily Value Not Established”, qué es el nombre del Ep con el que Lau se recibió de la EMBA. Como las personas no sabían como pronunciarlo le empezaron a decir Dune, y le encontró otro sentido. Inspirado en la novela Dune de Frank Herbert, el club se basa en la idea de un futuro donde los seres humanos se adaptan a nuevas realidades. "Dune es la novela de ciencia ficción más importante que existe. La ciencia ficción es una crónica de la humanidad en un mundo futurista, y eso nos pareció perfecto para lo que hacemos", explica su fundadora.
La "V" en Dvne es un guiño al nombre original del proyecto, manteniendo un código visual que solo los creadores conocen. "Me gustaba dejar 'V' romana para decir la “U” porque entra en conjunción con la duna del isologo. Quedaba armónico a la vez que tenía un significado especial para mi", cuenta.
Desde sus inicios, el proyecto se enfocó en generar un ambiente donde la tecnología y el arte fueran protagonistas. En sus eventos se pueden encontrar proyecciones holográficas, instalaciones interactivas y jams visuales que permiten a artistas emergentes experimentar con formatos inmersivos. "Nosotros no queríamos ser un boliche más. Queríamos que la gente entre y sienta que está en otro mundo", explican.